La última minuta

En el año 2025, la empresa Systémica S.A. llevaba 47 años intentando implementar una mejora continua. Había sobrevivido a cuatro fusiones, tres escándalos internos, y la renuncia masiva de su equipo de recursos humanos cada vez que se les pedía hacer “un clima organizacional ágil pero con control”.
En la sala de reuniones número 2 —la más oscura, sin ventilación, donde la cafetera siempre estaba “en mantenimiento”—, un grupo de gerentes agotados se reunía para discutir una crisis entropogénica.
—Lo que pasa —dijo la Gerenta de Personas, sosteniendo un informe de 97 páginas que nadie había leído— es que estamos perdiendo cohesión organizacional. No hay claridad de roles, los objetivos no se alinean, y el organigrama… bueno, existe, pero solo como mural de motivación pasiva.
—¿Entropía organizacional? ¿Eso es como cuando todo se vuelve un desastre pero de a poco, disfrazado de innovación? —preguntó el Gerente de Tecnología, que había leído media página de Chiavenato en un seminario virtual.
—Exactamente —dijo el asesor externo, contratado por 12 millones para explicar cosas que todos sabían pero con lenguaje más caro—. Están perdiendo estructura, flujo de información, y canales claros de retroalimentación. Están cerrando el sistema.
El CEO, que se había conectado por Zoom desde su yate (sin audio), levantó el pulgar.
—Miren —continuó el asesor—: una organización es como un refrigerador. Si no lo enchufas, se convierte en un armario caro lleno de carne podrida.
—Entonces ¿necesitamos energía? —preguntó la Jefa de Compensaciones, cuyo departamento aún usaba planillas de Excel del 2011.
—Energía, información, feedback. Necesitan trabajo estructurado. Gestión de personas con sentido. Comunicación clara. Incentivos coherentes. Un poquito menos de reuniones por si acaso. Y sí, probablemente un diagnóstico organizacional.
Hubo un silencio, interrumpido solo por el zumbido del proyector, que mostraba la misma diapositiva desde hacía 40 minutos: “Estrategia de Renovación Cultural (Borrador v23.2)”.
—¿Y si seguimos como estamos? —preguntó el Subgerente de Logística, que no entendía por qué lo habían invitado.
—Entonces el sistema colapsará lentamente. No con una explosión, sino con PowerPoints vacíos, aumentos de rotación, y una tormenta de frases como “es que siempre lo hemos hecho así”.
Muchos años después, cuando la empresa fue absorbida por una multinacional sin alma, una pequeña inteligencia artificial olvidada en el servidor de RRHH se activó y murmuró:
“La entropía ha alcanzado nivel crítico. Procediendo a reorganizar… o al menos enviar otro formulario de clima.”
Pero nadie lo abrió. Estaba en spam.
Preguntas de reflexión – La última minuta
¿Qué señales de entropía organizacional aparecen en el cuento?
Menciona al menos tres ejemplos concretos de pérdida de orden o estructura en la organización Systémica S.A..
¿Qué tipo de “energía” y “información” necesita una organización para mantenerse organizada y adaptativa?
¿Cómo se vinculan estos conceptos con el modelo de sistema abierto revisado en clase?
¿Qué rol cumple el liderazgo en la gestión de la entropía organizacional?
¿Qué errores de liderazgo ves reflejados en el cuento? ¿Qué alternativas podrían haber tomado?
¿Cómo influye la cultura organizacional en el nivel de entropía de una empresa?
¿Es posible tener una cultura fuerte y al mismo tiempo estar desorganizados? ¿Por qué?
¿Qué consecuencias prácticas puede tener ignorar los signos tempranos de desorganización en una empresa real?
Relaciona esto con experiencias que hayas visto o vivido en entornos laborales o académicos.
¿Qué crees que representa la IA del final del cuento?
¿Tiene algún paralelo con herramientas actuales de gestión o diagnóstico?
¿Cuál es la “última minuta” en tu organización o en las que conoces?
Es decir, ¿qué reunión o situación repetitiva parece intentar evitar el desorden sin realmente enfrentarlo?